martes, 27 de diciembre de 2011

El atragantamiento

Una señora, con su hijito de 10 años, está comiendo en un restaurante. En un descuido, el chico se mete una moneda en la boca y se atraganta. La madre intenta hacerle escupir la moneda golpeándole la espalda, dándole palmadas en el cuello, sacudiéndolo, sin éxito.

El chico ya comienza a dar muestras de asfixia y la madre, desesperada, comienza a gritar pidiendo auxilio. Un señor se levanta de una mesa cercana, y con pasmosa tranquilidad, sin decir palabra alguna, le baja los pantalones a la criatura, toma sus pequeños testículos, los aprieta con fuerza, y tira hacia abajo violentamente.

Automáticamente, el niño -ante el dolor irresistible- escupe la moneda, y el señor, con la misma pasmosa tranquilidad con la que se acercó, regresa a su mesa sin decir palabra.

Al rato, la señora, ya tranquilizada, se acerca para agradecerle que haya salvado la vida a su hijo, y le pregunta:

- ¿Usted es médico?

- No señora, SOY FUNCIONARIO DE LA AGENCIA TRIBUTARIA experto en tocar los cojones hasta sacar la última moneda.

2 comentarios:

  1. Siempre da gusto tener cerca un profesional.

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  2. Yo creo que fue él el que provocó el atragantamiento, a mí al menos me lo suelen producir. Es verlos u olerlos y me entra una tos...

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