Un chico y su novia están en un momento muy acalorado. El muchacho le ruega que acceda a hacer el amor y ella se niega rotundamente. Él sigue insistiendo y promete meterle tan sólo la mitad del miembro. Ante tanta insistencia, y confiando en la promesa, ella acepta. Cuando están en lo mejor, él no resiste y lo introduce completo, olvidando su promesa. La chica también se calienta y le pide:
“¡Méteme la otra mitad, mi amor!”
El tipo, asombrado, se defiende:
“Promesas son promesas, y yo soy un hombre de palabra”.
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